domingo, julio 01, 2007

it's my party and I cry if I want to

(you would cry too if it happened to you...
or maybe not)
El 29 de junio cumplí años y eso amerita un texto sobre vivencias personales de cumpleaños.
Pequeña cronología desordenada,
hace dos años envié un mail por mi cumpleaños y ese mensaje generó muchos más efectos que los que yo esperaba, o por lo menos distintos a los que preveía. Si lo analizo desde el punto de vista académico, fue una dinámica comunicacional interesante. Recibí de personas que no imaginaba respuestas que no imaginaba y que de alguna manera superaban el marco de las condiciones de recepción inscriptas en el texto original. Incluso fui criticada (sin mucha sutileza, y hoy en día pienso que eso fue adrede) a mis espaldas (literalmente) y por supuesto tomé esas críticas desde el lugar que venían. Pero hay formas y formas de decir las cosas y todavía hoy siento esa molestia en el corazón, porque tomo el hecho como una demostración de la absoluta incapacidad de ciertas personas para intentar comprender al otro. A veces la educación y la historia de vida son muy pregnantes y es difícil salirse de esos esquemas mentales.
Eso ocurrió (o se gestó) durante aquel día de mi cumpleaños del 2005, pero la noche fue bien diferente.
Y viví esa noche de miércoles -ese fue en efecto el día en que cayó- en circunstancias que en ese momento me resultaron bellísimas. Lo triste, profundamente triste para mí, es que las sensaciones que sentía esa noche jamás las he vuelto a sentir.
Me veo caminando por el caminito de olsen, con mi saco gris de celeste a, mi blusa celeste de paz cornú (la ex ex de barrantes), mi maquillaje en tonos rosa, mi pelo de otro color con peinado de hebillita y mi bolsa de rapsodia.
Recuerdo haber visto en algún momento de la noche la llamada perdida de Nat, que no devolví en ese momento, y que a su vez me hace acordar lo significativo de nuestro desencuentro durante su estadía de aquellos días. Todo tiene que ver con todo.
Y era otra mujer, o en algún sentido todavía era una niña, mucho más niña de lo que soy ahora.

Hace un año fue mi festejo en arguibel, con invitados selectos, un rogel exquisito y muchas expectativas que no llegaron a cumplirse, aunque reconozco que logré mantenerme a flote. Pero a nadie le gusta simplemente sobrevivir, lo normal es desear vivir lo mejor que se pueda, y no estoy hablando del mero sentido material sino especialmente del emocional.
De allí venía la percepción de que, a un mes de mi cumpleaños nº 30, sólo me quedaba esperar un milagro para que -aunque fuera en parte- esas expectativas se cumplieran.
Y no me importa si nadie me entendió y si nadie estuvo ni está de acuerdo conmigo. Yo me entiendo bien y sé todo lo que me esforcé y todo lo que luché -de manera invisible, subterránea, tal vez equivocada- para poder vivir de otra manera.
Si hay algo que este año pasado fortaleció en mí (no sería correcto decir que me lo enseñó porque ya lo sabía) es a no tomar en cuenta las opiniones de personas (concedo que a veces con la mejor intención) que ignoran lo que yo siento en este momento de mi vida.
Las convenciones del festejo y la alegría que se debe sentir en determinadas fechas no son para mí. Lo fueron en algún momento, como en mi festejo (relativamente multitudinario) en el glam living mechita de Milión, que le alquilé a la entonces no tan popular ernestina pais en persona. Recuerdo que el día que fui a señar yo tenía puesto el mismo saquito gris que usaría en esa noche de cumple en olsen dos años después y ernestina me lo elogió. Son detalles menores y sin trascendencia pero que por algún motivo quedan en la memoria.
Esa noche del 2003 fue realmente un gasto improductivo, un derroche al mejor estilo Bataille, pero comimos rico y en un lindo lugar. Eso es lo que merece la pena ser recordado. Pero ya no me apetece festejar así porque me es imposible dejar de sentir que todo eso, en el fondo, no es más que una gran puesta en escena que oculta realidades de miserias, tristezas y sentimientos impostados.
Era otra vida y ya se han desplomado las cosas que se tenían que derrumbar y que entonces parecían tan sólidas.
A algunas personas no les sucede nunca (bienaventurados sean), a otras les sucede después de muchos años y considero que a mí me pasó bastante joven y de ahí mi visión singular y crítica sobre ciertos tópicos. Que es lógicamente una visión sin retorno.

Hace un mes y días dije que estoy caminando en un camino solitario.
Y lo sostengo.