miércoles, enero 02, 2008

Musicales

(del año pasado)

Y sí, ya ha comenzado un nuevo año, pero me quedaron colgados algunos eventos del año pasado cuyo relato no dejé asentado.
El primero es el recital de Serrat y Sabina, al que asistí con Pau y cía. Una noche muy linda, aunque reconozco que fui muy desabrigada y tuve frío durante todo el recital.
Pero el concierto en sí estuvo espléndido, con un guión evidentemente totalmente aceitado e incorporado a estas alturas de la gira. Yo estaba en la tribuna y era un placer ver el campo, muy pacífico y con buena onda. Había gente de todas las edades, por supuesto. Muchas parejas por arriba de los 50 y también muchos jóvenes 15-30.
El tema fue conseguir un taxi desde las proximidades de la bombonera para el regreso... impossible. Finalmente tuve que recurrir a un vehículo salvador que acudió al rescate.
Sólo unos días después fui a la trastienda a un concierto de kevin. Muy lindo como de costumbre.
Pero la orden del mérito a la originalidad musical se la lleva la noche griega que tuve con Mariana y amigos, un poco frustrada porque en vez de sentarnos a la mesa como estaba previsto nos fuimos a comer una pizza y después volvimos, justo a tiempo para escuchar a la gran orquesta en griega en vivo. Y a los jóvenes (y no tanto) bailando alrededor del vaso, totalmente entregados a su performance.

martes, enero 01, 2008

Mi saludo de fin de año


Hola a todos,
no sería yo si no escribiera mi saludo de findeaño; una de las cosas que llegan con los 30 (por lo menos en mi caso) es la conciencia de que hay ciertas cosas que ya no van a cambiar, lo más sabio es asumirlas y darles a quienes nos rodean la posibilidad de que las tomen o las dejen, cosa que por supuesto ocurre.
Aunque parto de esa base, el espíritu de este saludo nace de aquellas cosas que sí cambian dentro de nosotros mismos.
Y este fin de año es para mí, más que el de cualquiera de los años vividos hasta ahora, un gran espejo que me devuelve una imagen muy distinta a la que reflejaba a principios de año. Aunque a mi alrededor nada ha cambiado demasiado desde enero, yo sí he cambiado mucho en una manera que no es perceptible a simple vista, y que hasta para mí sólo comienza a hacerse evidente ahora.
Así que si este saludo es más caótico que el de años anteriores, es simplemente por esa revolución interna.

Si bien creo que todos vivimos un proceso de cambio continuo, creo también que sólo nos volvemos conscientes de él cuando es tan importante que afecta estructuras profundas y arraigadas de nuestra historia y nos permite ver desde enfoques novedosos y diferentes determinadas experiencias de nuestra vida.
Es ese proceso de cambio, que sigue su curso (y por supuesto no está exento de contradicciones), el que me permite resignificar el fin de año y darle una dimensión plena, la de la continuidad de esta vida que todos tenemos el privilegio de gozar y donde a pesar del sufrimiento -que es inevitable- podemos soñar, crear y hacer en un sentido que nos permita sentir en la potencialidad pura de cada instante esa incomparable sensación que es, justamente, la de sentirnos vivos.
Es por eso que mi deseo de fin de año para cada uno es que disfruten de un año intensamente vivido, en la manera que cada uno así lo entienda, sin verse limitado por prejuicios o por la opinión ajena.

Por otra parte, la mayoría de los que reciben este saludo sabe que desde hace muchos años no participo en el torbellino asociado a las celebraciones navideñas, simplemente lo miro de afuera. No obstante, es difícil permanecer ajeno y además, aunque mis sentimientos recorran otros caminos, hacen su recorrido también y en algún punto se cruzan con los de los demás.
Y desde ese punto de encuentro que nace del cariño, la simpatía y los momentos compartidos (en algunos casos recientes, en otros no tanto; pero siempre presentes en la memoria del alma, que es indeleble), les quiero desear una feliz navidad que puedan disfrutar en armonía junto a sus seres queridos.

(nota: sé que todo esto suena a una mezcla de psicoanálisis, canciones del recital de serrat y sabina y tratado semiótico acerca de la pluralidad del sentido, ji ji...y sí, tuve todo eso este año en mi vida, pero la experiencia de este año, de la que nacen estas palabras, abarca por supuesto muuuchas más cosas)

Un beso grande,
y un brindis con un buen vino (tampoco sería yo si omito este paso),
Ariana

French fries

Un refrito de recuerdos y francés con pizca goumet.com

…de cosas que me fueron quedando colgadas en los últimos meses (y que quiero anotar porque hacen al balance del año). Es que mi vida está tan cargada de ocupaciones que escribir se ha vuelto un lujo, diría que eso es algo novedoso en mi vida, pero seguramente será sólo una etapa.

En noviembre probablemente debe haber habido algo remarcable, pero tal parece que el fin de año se divierte haciendo lagunitas en mi cerebro, anche túneles, puertas y canales que se pierden sin rumbo por largos caminos. De manera que perdida estoy yo también, por esos y otros caminos, y sólo recuerdo la noche del 30 de noviembre, donde conocí el salón blanco de la casa de gobierno gracias al recital de Kevin. Lindo, y en la transmisión de canal 7 hasta pude ver mi colita rubia y mi cabecita que se movía de un lado a otro (y suerte que no me quedé dormida… no por la música, claro, sino porque estaba agotada).

En diciembre me quedó colgado el recuento de un viaje de estudio a Maldonado, tenía que ser en esas tierras (los uruguayos son simpatizantes del francés) donde preparara mis exámenes de cette langue y realmente estudié mucho (¿qué otra cosa se puede hacer en medio del campo?).
En realidad el día de mi llegada, por desajustes horarios varios que no vienen al caso, tuve ciudad de sobra por toda la estadía. Una caminata por una avenida Francia (¿cuál otra hubiera podido ser inicio de un viaje de estudio?) todavía desierta (but summer is on the way), y un laaaargo paseo por el shopping y la tienda inglesa, que me sirvió una vez más para reafirmar mi opinión:
la tienda inglesa es muy linda y el punta shopping es muy feo.
Y tal parece que empeora con el tiempo.
Playa, sólo un poquito, pero no en M sino en Rocha, más precisamente en La Pedrera, siempre con ese aire bucólico de siesta continua. La casa amarilla de Norma Aleandro donde siempre, también la de Maitena, algunas nuevas casas y dos o tres barcitos con pretensiones fashionistas. En uno de ellos (hosted by un afrancesado que decía ser francés, para no romper la puesta en escena) tuve una pequeña merienda de pilsen y sandwich de manteca y jamón crudo, nada extraordinario, pero sí realzado por un contexto de sol acariciador y radiante. La novedad gastronómica de la incursión pedrerense fue una cena de pez angelito, rico, pero no sobresaliente.
Ahora que me acuerdo sí tuve unas horas de playa en bad-given, en la rinconada de solanas, pero el viento estaba que te podía llevar de solanas a la barra sin escalas y en un intento de almorzar un sandwich terminé comiendo cien gramos de arena por cada diez de fiambre.

Así que nada, todas las horas de estudio valieron la pena a la hora del examen.
Y ahora después del examen extraño mucho a mis compañeritas french speakers.
La vida es un eterno desencuentro y una despedida continua.

Lo de Gourmet.com viene al caso porque hace poco leí el libro de Narda y me pareció bastante piola, tiene comentarios interesantes de una persona a la que le gusta comer bien y es bastante sensata a la hora de hacer sus compras, aunque también aventurera y esa es la parte más interesante de la historieta. Incluso fui a la presentación del libro (otro de esos eventos perdidos de noviembre) y fue un rato amable. En un momento “Nardita” empezó a brindar recomendaciones de restós y eso me hace acordar de un par de lugares a los que fui y cuyo registro no figura aquí. Este año fue muy pobre en ese sentido para mí, no tuve muchas oportunidades de salir a comer afuera y lo lamento porque es una salida que encuentro encantadora. La mayoría de los lugares a los que fui ya están citados en otros posts, pero creo que faltan unos pocos. Uno de ellos es el faro del hotel hilton, fue gracioso porque fui un día antes del día del amigo y creo que había sólo dos mesas ocupadas (contando la mía) y al otro día leía en clarín que ya estaban las mesas reservadas al 100% para el mencionado 20 de julio. Contrastes.
Tomé un syrah bastante rico y comí un pescadito, que siempre viene bien. De los postres pasé.
Un tiempo después fui a un restaurante vasco, donde comí nuevamente pescado, que siempre se come bien en esos lugares, si la memoria no me falla era el clásico laurak bat, pero si no es así lo corregiré en breve.
Y después de ese después fui al café margot en san telmo, famoso por sus picadas. Sin embargo debo decir que la picada que comí (y con hambre) no me pareció excelente, todo lo que me sirvieron lo he comido más rico, sin dudas. No obstante agrego que la ambientación del lugar es muy buena y crea un ambiente muy propicio para una salida amical.

Pendientes

(y van...)

Antes de que termine al año (nota: este post lo publiqué originalmente en mi space en noviembre del año pasado) y ciertos eventos pasados se pierdan (nunca definitivamente) en los recovecos de mi memoria, los asiento en éste, mi registro escrito que leído a la distancia me permite observar los rumbos que fue y va tomando mi vida.
Después del viaje inaugural de la primavera me escapé nuevamente al este, donde hice un poco de playa en una parada céntrica (un viernes a la tarde, no había casi nadie) con una parada -central- en el puerto para comprar mejillones y otra parada -obligada- en la tienda inglesa.
Los mejillones los comí después, con cebollita de verdeo, jamón crudo, crema y papas fritas, estaban plus-que-parfait.
El sábado hice otro poco de playa en la rinconada, aucune personne en kilómetros a la redonda, y un mar excepcional. Muy lindo.
Y el domingo tomé bastante sol, de hecho me vine pasada de color, que ya se lavó a fuerza de tanta lluvia insolente.
Antes de eso me había ido al concierto de mimí maura en la trastienda, originalmente previsto para las 23.30 pero que empezó a la 1, con el añadido de que la espera afuera fue bastante complicada porque hacía bastante más frío que el esperable para esa época. Conclusión: me quedé una hora y me fui, mimí es muy buena show-woman (y además de acuerdo a sus dichos y los de su marido debía estar potenciada por sustancias varias) pero a eso de las dos yo ya no daba más, así son los 30. De manera que aprovechando un salvador intemedio decretado por la banda en pleno (asumo que para potenciarse un poquito más) dejé mi ubicación de mesa de fila 1 (demasiado adelante, lo sé) e hice un discreto mutis por el foro.
Luego no tuve demasiada actividad artística/cultural, por diversas razones. Aprovechando entradas gratis fui a ver el pasado (asumo que la novela debe ser muy difícil de capturar en un film, y se notaba) y quiéreme, una película que yo pensaba liviana y terminó siendo un verdadero dramón, y yo sin carilinas.
Y hace unos días me fui con Pauli a ver les luthiers, en mi caso sólo llegué a ver los últimos tres fragmentos y los fuegos artificiales (muy lindos), pero valió la pena igual, tal lo esperable.