sábado, mayo 10, 2008

Quand le navire s'en va

El viernes a la noche me subí a un barco y viajé toda la madrugada,
sólo por un día,
sólo para descubrir que la única bolsa de kit kat que había en el free shop estaba manoseada y aplastada,
sólo para tomar mate con bizcochuelo exquisita de naranja frente a una chimenea,
sólo para hacer un fugaz recorrido por manantiales,
sólo para entrar a luisa lane y ver si las carteras seguían tan lindas como siempre,
sólo para escuchar radio sarandí y a nelson marvin en aquellos años
y subirme nuevamente a un bus, que me llevaría a un barco, en la madrugada del sábado,
sólo porque el deber me llamaba y debía terminar mi parte del trabajo de puerto madero,
y sólo para ver el impecable concierto de aznavour en el rex,
para despues volver a casa en un viaje que se hizo llevadero sólo por la charla amable del taxista,
porque me sentía mal (demasiado ir y venir para un solo fin de semana) y sólo quería volver a casa,
donde pasé una noche muy incómoda porque, como hace mucho tiempo no me pasaba, me sentía enferma,
y así fue como apagué la luz de un intenso y agitado fin de semana, tal y como aznavour nos lo había pedido a quienes asistimos a su concierto.

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